Iván Budinich Castro
En días pasados hemos visto como en Perú y Colombia se han
dado un par de episodios más del afán de los politiqueros de poner límites a la
libertad en Internet. Me refiero a la iniciativa del Congresista Yonhy Lescano
de restringir el acceso a los contenidos pornográficos de Internet y la del
gobierno colombiano de prohibir la libre circulación del bitcoin como moneda de
cambio.
Aunque parezcan dos realidades muy distintas y la verdad,
uno no puede menos que estar de acuerdo al menos con la intención del
congresista Lescano de evitar el fácil acceso de contenido pornográfico por
parte de los menores de edad por intermedio de la red, lo ciertos es que ambos hechos, no se trata más
que de un frágil intento de los poderes locales de ponerle cortapisas al
desarrollo tecnológico. Si acaso pudieran.
Como decía, al menos la intención de Lescano es buena, los
menores de edad no deberían tener acceso fácil al material pornográfico y sería
interesante que los operadores del servicio tomen parte activa en ello, dudo
eso si que los jóvenes actuales tan adictos a la tecnología no logren encontrar
una forma de pasar por encima de esos controles. Dicho sea de paso, que Lescano
o la gente de su equipo de asesores crean que los jóvenes dedicaran el tiempo
que dedicaban al disfrute del material pornográfico al estudio y al deporte
luego de ser privados de este, es por lo menos bastante dudoso, más de uno debe
de haber sonreído misericordiosamente al leer la argumentación del proyecto de
Lescano. El tema de fondo, me parece es el control parental y eso requiere algo
más que una simple ley; un cambio de mentalidad integral en la familia peruana.
Dejando de lado lo anecdótico que es querer prohibir la
pornografía a estas alturas, vayamos a lo serio. La prohibición del bitcoin en
Colombia es clara señal del exceso de tiempo libre de la clase política
latinoamericana que no dedica a legislar sobre cosas importantes y se pierde en
lo imposible. No se puede hacer a nadie feliz por decreto y no se puede limitar
por decreto el avance la tecnología; con el bitcoin pasa lo mismo que con la
pornografía y es que en la política se está quedando muy por detrás del avance
tecnológico.
Los esfuerzos de los legisladores y los órganos de gobierno
deberían ser dados a aplicarse donde son útiles. La pornografía seguirá
circulando en Internet y los bitcoins serán usados como medio de pago al menos
hasta que otra tecnología superior los desplace. Las iniciativas en contra en
ambos lados caerán junto con sus impulsores en el ridículo.