Aunque los niveles de empleo no se recuperan del todo y tardaran aun algo más en hacerlo, la crisis económica que arranco en septiembre del pasado 2008 con la repentina quiebra del Lehman Brothers, una de las firmas de servicios financieros más grandes del mundo, está llegando a su fin. Al parecer o las decisiones tomadas por los gobiernos de los diferentes países de acceder al recetario keynesiano de grandes inyecciones de dinero público para reactivar el consumo ha servido de algo o quizás los analistas que no previeron el colapso tampoco han sido capaces de imaginar el dinamismo de las economías contemporáneas o también podría ocurrir que estemos ante el rebrote previo a la recaída, pero el horizonte actual augura una pronta recuperación de la economía global. El colapso esperado por los agoreros del desastre no ha llegado y el sistema financiero internacional a pesar de todo sigue pie y en franca recuperación. En Europa, a excepción de España acicateada por los problemas de su propia estructura económica basada en la construcción y el turismo, las economías más grandes como Alemania, Francia y el Reino Unido empiezan a crecer aunque de manera lenta. Los EE.UU. el epicentro del fenómeno también empiezan a dar indicios de una leve reactivación económica. Además de ello países como China o Brasil poderosas economías emergentes han logrado pasar inesperadamente bien el temporal y consolidar con ello las tendencias que apuntan hacia la asunción de un nuevo orden económico durante los próximos 50 años. Lo mejor de todo es que el temido proteccionismo económico no ha renacido como durante la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado. Algunos analistas apuntaban hacia escenarios de pesadilla donde el renacer del proteccionismo económico a su vez incrementaba las corrientes xenofóbicas y los nacionalismos extremos lo cual devenía en la proliferación de conflictos armados que con las tecnologías actuales centuplicaban los mayores horrores de la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente los gobiernos parecen haber entendido con claridad los riesgos del proteccionismo y la xenofobia salvo algunos tristes brotes como los ocurridos en el Reino Unido contra obreros comunitarios, no ha pasado a mayores.Como siempre los países de bajos ingresos serán los más afectados por una crisis que no provocaron y ya que de acuerdo a cifras del Banco Mundial, la recesión global les acarrea un déficit de 11.600 millones de dólares es de esperar que la recuperación de sus economías ocurra de manera algo más lenta de lo que muchos quisiéramos, pero ese es otro cantar ya muy conocido desdichadamente.Y agregando buenas noticias. Algunos países como Perú, Chile Indonesia, Ghana y Turquía han demostrado haber obtenido logros de sus respectivos procesos de reforma financiera. La experiencia de la crisis de los 90´s parece haber dado sus frutos. En medio de todo el panorama resulta mucho mejor de lo que el mundo creyó en septiembre del 2008. “Dios está en los cielos, todo está bien en la tierra” o al menos lo mejor posible.
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