Autor: Daniel Dron
Titulo original: los gobiernos y la sociedad conectada
En la era de la conversación los gobiernos se enfrentan a un nuevo modelo de participación ciudadana donde la rendición de cuentas es exigida por el pueblo en tiempo real.
En Estados Unidos, el presidente y candidato demócrata Barack Obama y su contrincante republicano, Mitt Romney no limitan su campaña a los actos electorales y a las giras para recaudar fondos. Su debate se trasladó fuertemente a las redes sociales donde sus equipos de comunicación disputan el liderazgo en el nuevo escenario digital.
La posición de Obama sobre el futuro de los inmigrantes en Estados Unidos generó intensos debates en Twitter y su discurso fue visto por decenas de miles de estadounidenses en YouTube.
En Grecia las redes sociales arden como el destino del país. Con ajuste o sin él el pueblo griego, en estas elecciones, encuentra un poco de paz en esta nueva posibilidad de participar colectivamente con el reclamo a sus gobernantes.
En el mundo miles de manifestaciones muestran en distintas redes sociales la leyenda "todos somos Grecia", evidenciando un reclamo y una solidaridad global.
España habla a través de los indignados que se auto convocan en las redes sociales. Artistas como Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina e intelectuales como Mario Vargas Llosa toman posición y rápidamente sus declaraciones en televisión con respecto a la nacionalización de las empresas públicas y al rescate ofrecido a España por parte de la comunidad europea se entremezclan con la voz de la ciudadanía en Twitter y alcanzan miles de vistas en Youtube en pocas horas.
El ciudadano común toma posición y la hace pesar colectivamente en Twitter, Facebook y decenas de miles de blogs.
Las redes sociales han cambiado el ecosistema de información política. Hoy existen nuevos canales, más información y proveedores de contenidos que se multiplican exponencialmente. Nuestra capacidad de atención permanece constante y sin embargo la cantidad de información que se genera es cada vez mayor. Al mismo tiempo somos generadores de contenidos e información.
Evidentemente una nueva matriz de democracia avanza atravesando la crisis global con una luz de esperanza y configurando al mismo tiempo un escenario donde la participación ciudadana empieza a formar parte, por fin, de la agenda política de los próximos años.
Este escenario invita, al mismo tiempo, a los políticos a desarrollar la capacidad de conversar con la ciudadanía en un paradigma totalmente innovador.
Influir o morir en el intento
El cambio no es una opción. Solo resta ver que nuevas formas de representación política configurarán esta nueva democracia en un paradigma, donde la capacidad de influir positivamente en la gente será clave para la construcción de un nuevo compromiso con la sociedad.
Facebook, Twitter, YouTube, Pinterest, Google Plus y decenas de miles de blogs muestran un tráfico de manifestaciones sociales de una escala imposible de ignorar y que configuran un ecosistema de interacciones donde la indiferencia no será una opción para gobiernos que se enfrentan a una crisis global sin precedentes.
El voto se construye colectivamente y en tiempo real. Se contagia a través de las redes y su movilidad dependerá de cómo los gobiernos adquieran nuevas competencias de comunicación que logren una nueva forma de empatía cívica.
Mientras el mundo parece caerse una nueva sociedad conectada emerge y empieza a hacerse cargo. Al mismo tiempo, y quizá como consecuencia de ello, las nuevas tecnologías de la comunicación evolucionan a un ritmo vertiginoso y rompiendo paradigmas cada vez más rápidamente.
El mundo vive una resignificación de todo. Latinoamérica, con más de 115 millones de personas conectadas es la región que más se destaca por protagonizar este nuevo sentido.
Gobiernos, partidos políticos, democracia, ciudadanía, medios de comunicación, corporaciones, forman parte de una terminología que ya transita un camino donde su significado empieza a cambiar. Entramos en tiempos donde todo requiere re inventarse.
Quizá la gran oportunidad que tenemos como sociedad en medio de esta crisis global sea discutir colaborativamente todo de nuevo y en ese camino agregar calidad a la democracia actual encontrando a los nuevos actores de la política moderna.
La movilidad política de una sociedad hiperconectada aparece como un nuevo paradigma. Quizá, la primera buena noticia en medio de tanta confusión.