Iván A. Budinich Castro
“Muchas cosas no nos
atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son
difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas”
Seneca.
“Si la oportunidad no toca, construye una puerta”
Milton Berle.
Se dice que la fortuna es mujer y favorece a los audaces. La
historia de los emprendedores exitosos se encuentra plagada de anécdotas que
parecen confirmar esa frase. La audacia o la osadía si se quiere es una actitud
elemental cuando se busca emprender un proyecto y muchos proyectos buenos,
algunos excelentes incluso acaban muriendo por falta de la misma en sus
autores.
Ser audaz es no tener miedo al fracaso; ese monstruo terrible
que acecha desde que empezamos a formular nuestros proyectos y nos intenta
desmotivar de llevarlos a la práctica.
Ser audaz es tener la confianza en lo que planeamos y la
convicción para llevarlo a la práctica pasando por encima del abismo que nos
ponen el fantasma del fracaso y la presión de los demás.
Los emprendedores se
sobreponen a sus miedos y los superan con confianza en sus propias capacidades,
para ello bien podrían recitar la famosa “Letanía contra el miedo” de la Bene
Gesserit en la clásica saga de ciencia
ficción Dune de Frank Herbert:
“No conoceréis al
miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la
destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través
de mí. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interno para escrutar su camino.
Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Sólo estaré yo.”
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