Para hacer planes para la lluvia nada mejor que un día soleado. Sin embargo nada evita que en medio de la propia lluvia o de la inundación si se quiere, nos preguntemos sobre aquellas cosas que pudimos hacer mejor. Después de todo, los seres humanos nos diferenciamos de los animales precisamente por ser capaces de distanciarnos de las meras necesidades del momento y aprender de los sucesos vividos.Sabemos como cosa cierta que esta crisis pasara, pasara y el mercado laboral se reactivara nuevamente, llegaremos todos a un auge y luego volverá otra crisis. De esa forma funciona el mecanismo de los ciclos económicos dentro del capitalismo. Al auge le sigue la crisis y a la crisis le sigue el auge. Los que entienden esto se hacen más fuertes e imperan, los que no son barridos del mercado. Por ello conviene que nos ocupemos que podemos hacer para minimizar el impacto de una hipotética próxima crisis en nuestras vidas en sus ámbitos laboral y económico. Para los simples infotrabajadores que pululamos por ahí, lo mejor es apostar al desarrollo de capacidades. Los mercados demandan trabajadores flexibles y con capacidad de desempeñarse en diversas posiciones. El ahorro es otra herramienta, una norma esencial y ahora algo olvidada es siempre disponer de al menos de un porcentaje del orden del 10% de todos nuestros ingresos para hacerle frente a contingencias futuras. Busque constantemente nuevas opciones. Las redes sociales y diversos portales facilitan esta tarea, no dude en aplicarlas para su caso particular. No tema al fracaso. Aprendemos de nuestros errores, toda búsqueda de oportunidades implica salvo para los muy afortunados el hecho de exponerse a innúmero de errores, en todo caso estos nos ayudan a volvernos más fuertes y pueden ser la antesala del triunfo.Si usted dispone de algo más de recursos y no está decidido a asumir demasiados riesgos para asegurar su futuro económico, entonces compre oro. Es un bien escaso, tiende a subir en medio de las crisis y jamás pasa de moda. Además es la recomendación clásica de nuestros abuelos y esta ampliamente demostrado por la experiencia histórica su utilidad como calmante para las angustias económicas. Desde luego no lo guarde debajo de su colchón. Los bancos ofrecen por lo general excelentes servicios de custodia de estos bienes y por precios relativamente bajos usted tendrá la seguridad de un capital como ninguna tendencia a la depreciación por el tiempo, que no le ocasiona las tremendas preocupaciones de la inversión bursátil o inmobiliaria y le asegurara en el mejor de los casos unos felices años dorados.
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