Alguien dijo que ningún hombre es una isla, que lo que afecta a un hombre afecta a todos los hombres. En el caso de la aun vigente crisis económica y con el soporte de las TIC´s, hemos aprendido que aquello es ciento por ciento cierto. En especial cuando el desempleo en el mundo se cuenta por millones, y otros tantos ven reducidos sus ingresos de manera abismal.En momentos así conviene repasar lo aprendido y mirar de cara a la próxima recuperación y la próxima crisis. Porque si algo sabemos de cierto es que la recuperación llegara y la próxima crisis también. Así funciona el sistema. Sabíamos de antaño por que todos los expertos nos lo decían que la globalización suponía un reordenamiento del mundo del trabajo, por consiguiente los empleos de 20 o 30 años y el consiguiente “cómodo” retiro del que disfrutaron nuestros padres y abuelos se habían terminado. Nuestro mundo, el que pertenece a la generación presente está marcado por la inseguridad, por el auge del trabajador independiente, por el freelancer y el pequeño empresario emprendedor. En un escenario como este, el conocimiento es poder o al menos libertad. El entorno del infotrabajador requiere la capacitación constante, el deseo y la necesidad de aventurarse a nuevos territorios donde hallar la recompensa al esfuerzo o encontrarse con la fría realidad descrita por Vivian Forrester en "El Horror Economico", donde peor que ser explotado es no ser ni siquiera explotable. Un mundo como esta ofrece incontables oportunidades e incontables riesgos, la posibilidad siempre latente de encontrarse fuera del mercado y también la otra posibilidad siempre a la vuelta de la esquina de de hallar la propia mina de diamantes porque al fin y al cabo para casi todo loco vendedor, siempre habrá un comprador aun más loco.Entonces pues el empleo actual es flexible, cada vez mas deslocalizado y basado principalmente en el manejo de información y símbolos. La capacitación constante y la flexibilidad son en partes respuestas. La constancia y la capacidad de asombro son la otra parte de la medalla y una pizca de testarudez ayuda bastante. La constante más clara es siempre estar preparados tanto si la oportunidad llama a nuestra puerta como si no, es mejor estar listo para una oportunidad que nunca se presente que tener a mano cien oportunidades para las que no estamos preparados. En otras palabras “Espera lo inesperado”.
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