No es que quiera ser un aguafiestas, pero considero que es bueno recordar que a la revolución francesa le siguió Napoleón y con él la guerra de carácter continental, Aleksander Fiódorovich Kérenski y la revolución de febrero no pudieron resistir por mucho tiempo a los mucho mejor organizados bolcheviques que con Lenin a la cabeza le desbancaron del poder en la revolución de Octubre cuyas consecuencias son de conocimiento común.
Aceptando que existe una incipiente sociedad civil organizada de tendencia liberal democratica en diversos países del mundo musulmán y muy fuerte en particular en Tunez y en Egipto, es bueno preguntarse qué tan organizados pueden estar frente a sus pares de tendencia islámica dura. La Hermandad Musulmana de Egipto considerada como la faz razonable del islamismo político, se sostiene en una red de asistencialismo en sectores claves como salud y educación enfocadas en los sectores más económicamente deprimidos de la sociedad egipcia. Es muy fácil llegar a pensar que un movimiento como la Hermandad puede acabar fagocitándose a los sectores más democráticos y de clase media de la sociedad egipcia en la lucha política que se avecina tras el fin del regimen de Mubarak.
Puede pasar que de manera posterior a los actuales disturbios en tierras del islam, se empiece a fortalecer una sociedad civil que de momento ya de muestras de ser lo suficientemente solida para empezar a retar a sus opresores y ponerlos a temblar, puede pasar pero la presencia del fundamentalismo y la ambigüedad occidental frente a los sucesos no nos hace creer en nada bueno de primera mano. Por lo menos, ese es mi caso.
Es si nos ponemos a pensar demasiado pronto para festejar el nacimiento de la institucionalidad democrática en el medio oriente, hay en ese sector del mundo demasiado resentimiento anti-occidental y anti-norteamericano (lo cual puede entenderse perfectamente si se toma en cuenta la historia de intervencionismo de las potencias occidentales) para que los musulmanes radicales y los demagogos (tan iguales como los que tenemos en occidente) no traten de canalizarlo soliviantando a las masas con estos discursos.
Lo que pasa en aquella lejana región del mundo, puede preocuparnos a todos ya que más temprano que tarde empezaremos a vivir sus consecuencias. De momento ya empieza a notarse las consecuencias en el precio del petróleo y no sabemos lo que pueda ocurrir mañana tanto en Tunez como Egipto si los radicales por alguna razón ocuparan el poder. En un mundo con armas nucleares que pueden ser transportadas incluso en maletines de viaje, cualquier disturbio en un polvorín de pólvora y petróleo es razón suficiente para moderar el entusiasmo.