miércoles, 9 de diciembre de 2009

La importancia de una actitud mental positiva

Un estudio realizado por el psicólogo norteamericano C.R. Snyder de la Universidad de Kansas, demostró que entre dos grupos de alumnos tomados como sujetos de control, aquellos que tenían mayores expectativas eran los que obtenían las calificaciones más altas y ello independientemente de su nivel intelectual.

Asimismo otro investigación a cargo del director del departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania Martin Seligman, demostró que el optimismo es un factor clave en la recuperación de las metas tras un bajón del desempeño en un área tan competitiva como lo es el de las empresas de aseguramiento. De acuerdo a Seligman, los vendedores con una actitud optimista fueron los que lograron remontar más rápidamente los periodos de mengua en su desempeño y recuperar sus logros anteriores e incluso superarlos.
En nuestra vida cotidiana muchas veces tenderemos a verlo todo negro. Se los dice alguien que en algún momento cayo en el mal del pesimismo crónico. En la practica uno descubre por propia experiencia el valor de una actitud optimista en los distintos ámbitos de la vida. Se suelen atrapar más moscas con miel que con vinagre.
No es que se trate de adoptar una visión ingenua y rosa cual fan de Corín Tellado para mirar el mundo que nos rodea. Visto desde una mirada estrictamente funcional una aptitud pesimista genera una serie de incomodas molestias con las que nadie en su sano juicio querría vivir y que es posible adoptar en primer lugar la preocupación constante eleva nuestros niveles de stress y con ello aparte de las serias implicaciones fisiológicas que afectan nuestra salud se enturbia nuestro sentido del humor. El malestar notorio que esto ocasiona nos lleva necesariamente a enrarecer el clima de nuestras relaciones laborales, nada peor que ser etiquetado como un compañero toxico y también desmotiva nuestra relaciones personales. Un buen pesimista es hasta incapaz de sonreír y una persona sin sonrisa tiene de por si al 50% del mundo en contra.
Las personas pesimistas suelen andar en una situación de desmotivación crónica. Afortunadamente algunos somos capaces de evitar ese bache, pero no todos. Aquellas personas sin motivación carecen del divino don de la perseverancia y no pueden enfocarse en objetivos de largo plazo ya que desfallecen ante el primer asomo de dificultad que se les presente en el camino.
¿Podemos combatir el pesimismo? En primer lugar debemos entender que de por si el pesimismo no es malo del todo y de la misma manera que ocurre con su primo hermano el miedo forma parte del bagaje con el que estamos equipados para la supervivencia. El exceso de optimismo podría llevarnos a la temeridad y con ella al barranco. Mientras que por otro lado una actitud optimista es la razón por la cual el 100% de la humanidad no se halla hacinada aun en nuestra cuna del continente africano y nuestra especie haya podido prevalecer sobre tantas otras.
Y para finalizar una buena noticia. Una opinión que comparten los estudiosos serios del tema y la totalidad de los autores de autoayuda, es que una actitud mental positiva es posible de aprender y fortalecer con el deseo de hacerlo y la firme voluntad para mantenerla en el transcurso del tiempo. Existen libros como “La inteligencia emocional” de Daniel Goleman, que nos ayudaran en dar los primeros pasos para el gran cambio de actitud hacia una actitud mental asertiva.

¡Buena suerte!
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