viernes, 15 de enero de 2010

Google Vs China: ¿Un gigante con corazon?


Para los cibernautas acostumbrados ya a su buscador y múltiples servicios anexos, Google ocupa un lugar no solo como herramienta sino también como parte integral de nuestras vidas digitales. No sería lo mismo la navegación en el ciberespacio sin el emblemático buscador u otros servicios como gmail o el google reader, por no hablar del mismísimo blogspot o google chrome. La lucha contra ese otro gigante tan amado y odiado que es Microsoft, también le han afianzado un espacio entre aquellos que detestan las cínicas y poco limpias maneras con las que esta última empresa suele asolar a sus competidores.



Luchas contra las editoriales que ven en peligro su coto de mercado por las iniciativas de google de digitalizar miles de obras e incluso por presentar pequeños resúmenes de las mismas en google books, desconfianza e incomodidad de parte de los militares y los políticos que ven en google earth una amenaza contra su natural tendencia al secretismo al develar presencias incomodas gracias a su mapeo satelital. Como empresa Google, es en muchos sentidos representativa del enfrentamiento entre los paradigmas de la sociedad industrial y la sociedad de la información.


Aunque esta compañía radicada en Montain View (California), había perdido con los años la frescura e ímpetu juvenil que inicialmente la llevo al sitial que hoy ocupa y se le ve en algunos casos por detrás de nuevos jugadores como el popular facebook, lo cierto es que pocas cosas han dañado tanto su imagen ante los usuarios como su aggiornamiento frente a las exigencias de autocensura que le impuso el gobierno chino para operar en su ciberespacio. Algo de la magia que hacía ver a muchos a esta corporación como impregnada de la ética hacker, se perdió de vista en esta “capitulación” frente al deseo de ingresar a uno de los mercados más grandes y dinámicos del mundo. De pronto la empresa fundada por Larry Page y Sergey Brin, en una empresa más entregada a los vaivenes de la bolsa.


Otro problema inherente al negocio de Google, que después de todo es el negocio de la información es precisamente información individual que administra sobre sus usuarios. A través de ella especialistas determinan sobre nuestras tendencias de consumo, nivel educativo, pautas de comportamiento y hasta esperanza de vida. Un poder casi orwelliano de vigilancia, un gran hermano vivito y activo que cuenta con nuestra completa aceptación.


En un entorno donde se crece o se muere Google, busca constantemente nuevos mercados y nuevas formas de hacer dinero. Ya controla la publicidad digital en la red y ahora vía el nexus one se lanza al mercado de la publicidad en los móviles en lo que se lanza abiertamente a competir con otro gigante como Apple y su i-phone y de paso amenaza con pasar por alto a los operadores de telefonía establecidos. Y ahora por si fuera poco pretende irrumpir en el mercado energético, en todo un pulpo se va convirtiendo google.


En medio de todo esto no es nada casual que una ministra europea de justicia como, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, de la cartera de justicia en declaraciones para el semanario Der Spiegel, critique ácidamente el tamaño de Google y lo compare con Microsoft, adjudicándole el carácter de monopolio.


Cierto que hay un extraño trasfondo en el ataque de la ministra al referirse específicamente a dos servicios como google earth y google books, que ocurre en el contexto de una fuerte ofensiva de la industria cultural por recortar los derechos civiles en la web y preservar sus privilegios. Lo que ya le hizo perder a Google un fallo en Francia, y las sempiternas quejas de sectores militares y políticos que ven en google earth, una potencial amenaza al status quo. Pero hay que tener en cuenta que también esa crítica sin duda interesada toca una desconfianza real y muy personal, Google, administra cantidades enormes de información personal que le es voluntariamente entregada y no da cuenta de ella.


Ante estos hechos el súbito cambio de posición de Google, frente al gobierno chino y el anuncio (un hecho en estos momentos) de que levantara las restricciones voluntariamente aceptadas como respuesta a los intentos presuntamente de parte de las autoridades chinas por atacar su infraestructura y apoderarse de los datos pertenecientes a posibles opositores y activistas, puede interpretarse como un intento de retorno a los orígenes con una imagen de corporación cool y de enfatizar la defensa de las libertades civiles por sobre encima de las ganancias.


Desafiando al gobierno chino, Google se arriesga a perder uno de los mercados más grandes y de rápido crecimiento del mundo, la República Popular China tiene unos 300 millones de internautas actualmente y grandes expectativas de crecimiento conforme el resto de su población logre mejorar sus expectativas de vida. Un retorno tomaría años y significaría la perdida de varios puntos porcentuales frente a la competencia ya establecida como Bing, que muere por devorar todo lo que deje Google pero a la vez le daría a este la autoridad moral necesaria para erigirse en el campeón de las libertades civiles frente a la lógica del capital en los mercados occidentales con lo que las industrias culturales; verían su imagen y sus argumentos aun más mellados de cara a los consumidores. Podría ser esta uno de los escenarios presentes en las mentes de los mandamases de Google (¿?).

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