viernes, 19 de febrero de 2010

Amenazas a la libertad: caballo de troya a la francesa

Leo en el blog de Enrique Dans, que el estado francés asumiendo los mas altos valores de defensa de los derechos humanos y la protección de la infancia, acaba de instaurarse como lo señala el famoso blogger hispano, en un Estado policial que mantiene ostensiblemente metidas sus narices en la vida privada de sus ciudadanos en nombre de la lucha contra la pedofilia y la pornografía infantil.

La iniciativa francesa es loable sin duda alguna, la pedofilia y la pornografía infantil deben ser combatidas sin pausa y sin tregua bajo todos los medios posibles. Sin embargo el sacrificio de los derechos civiles no es una opción bajo ninguna circunstancia.

Haciendo uso de una estrategia que recuerda a George W. Bush y sus multiples pretextos para la invasión a Irak y cuanto entuerto se le dio emprender por el mundo, el gobierno de Francia, pretende instaurar paquetes de medidas dignas de la mas retorcida pesadilla orwelliana. Troyanos para vigilar a los internautas gestionados por el Estado, la elaboracion de listas de perfiles y habitos de navegación de los usuarios, la confección de un index de web sites prohibidas para los internautas franceses. No tenemos porque dudarlo, el espíritu de Torquemada ha regresado en la época de los medios digitales y habla francés. Un ayatollah, se pasea en los campos elíseos.

Pero que intereses se ocultan tras de todo el discurso de protección a los menores e “higiene mental”. No olvidemos que Francia es el país de los tres avisos, el presidente, Sarkozy, que ha expresado que quiere impulsar un mayor control de la internet por parte de los proveedores del servicio y se llena la boca con la protección de la industria cultural, aprovecha de un delito de la más baja ralea para servir a los intereses corporativos interesados en mantener sus privilegios amenazados por la internet.

En medio de las cada vez más conspicuas amenazas para la neutralidad de la red, tenemos que coincidir con la premisa fundamental de Dans, las cosas se están poniendo muy feas para la libertad.

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