Las amenazas a la seguridad de internet crecen día a día, no solo es a nivel de estados donde la situación ha llegado a tales grados que ya Estonia pide una convención de naciones unidas contra la ciberguerra. Tampoco la tensa relación entre algunos estados y las empresas de servicios de internet como el paradigmático caso de la República Popular China contra Google o un asunto entre corporaciones y científicos como el registrado durante la última convención de Copenhague .
El peligro está cerca de nosotros mismos, acechando en los correos, en las redes sociales, en el chat.
Los expertos señalan una preocupante tendencia a la profesionalización de la ciberdelincuencia. Los crakers, nos dicen actúan motivados básicamente por dos móviles diversión y dinero. Los estados por su parte no se hallan suficientemente preparados para enfrentar la amenaza y la toda legislación actual resulta insuficiente para enfrentar este flagelo.
Una encuesta realizada por McAfee sobre una muestra de 600 directores de seguridad de TI de compañías en todo el mundo, señala que un 54% de ellos han experimentado ataques de gran escala o infiltraciones procedentes de organizaciones criminales, terroristas o países. En promedio los costos totales del período de inactividad asociado a los mayores incidentes de seguridad es de 6.3 millones de dólares al día.
De acuerdo a un estudio del instituto Basex el spam la forma clásica si cabe del delito informático significo pérdidas económicas de 20,000 millones de dólares en todo el mundo.
Otro estudio de MacAfee, titulado “Carbon Footprint of Spam”, indica el consumo de energía realizado para la producción es igual 3 mil millones de kilowatt-hora (kWh), o lo que es lo mismo 33 terawatts por hora (TWh). La cantidad de energía necesaria para satisfacer el consumo de 2,4 millones de hogares, lo mismo que emiten 3,1 millones de automóviles de gas invernadero y que significa el consumo de 2 mil millones de galones de gasolina. Todo un tremendo problema por donde podamos verlos.
Una situación preocupante sobre la que hay que actuar en muchos frentes que van desde el aspecto de una cultura ética hasta el de la adecuación de la legislación, pero donde también es necesario distinguir muchos aspectos no sea que se acabe recortando las libertades en nombre del combate contra el delito como quisieran los intereses representativos de ciertas industrias y donde por lo mismo es necesario promover la toma de conciencia entre los cibernautas.
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