lunes, 1 de marzo de 2010

El cinismo como industria

No hay nada más despreciable en el mundo que un industrial que reniega de su carácter de emprendedor y solicita protección para mantener una posición dominante. A eso se le llama monopolio y va en detrimento de los consumidores, ni más ni menos.
Es como un jugador tramposo o un político tránsfuga. Un acto contranatura de las leyes del mercado, un canto al mercantilismo, un socialista abortado.
Por eso el acto abusivo, cinico, rastrero y mezquino perpetrado la semana pasada por la Alianza Internacional para la Propiedad Intelectual  (IIPA) de pedir al gobierno norteamericano que establezca acciones de vigilancia sobre seis países a los que acusa del “horrendo crimen” de promover el uso del software libre es un atentado moral de baja ralea que pinta de cuerpo entero a sus solicitantes la industria cultural norteamericana tan preocupada ella por mantener la altura de sus ciclópeas ganancias.
¿Existe acaso un ley que nos prohíba a personas o estados proteger sus propios intereses económicos en vez de los de los gigantes de la industria del software usana? La verdad es que no y que tampoco el gobierno yanqui tiene porque entrometerse si algún gobierno decide utilizar y promover el uso del software libre.
Es totalmente desvergonzado que entre las razones argüidas para la necesidad de “amonestar” a los países que como Brasil y Filipinas, se hallan comprometidos con la difusión del software libre, se opine que las leyes para su promoción y uso son atentarías contra el libre mercado. Lo realmente atentatorio es que no puedan y no quieran competir en condiciones de igualdad y que quieran obligar a los usuarios a depender de sus productos.
Es de esperar que el gobierno norteamericano tenga algo más útil que hacer y no preste oídos a un club de manipuladores como la IIPA. De momento solo cabe esperar.

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