Leo una nota sobre las medidas pretendidas por nuestro entrañable y querido Hugo Chávez y sus intentos por silenciar Internet en Venezuela y me pregunto si en realidad su postura y la de otros países serán la mayor amenaza como China, Corea del Norte, Cuba o Irán serán realmente la mayor amenaza para la libertad de en la red de redes y a decir verdad por momentos me parece que no tanto.
Lo digo porque en primer lugar Hugo Chávez y sus amigos no tienen posibilidades reales de universalidad. El más grande entre ellos, China, se halla enfrascada en la lucha por bienestar de su pueblo y no aspira a exportar su modelo de desarrollo y valores como podría al menos en el discurso intentarlo Irán. Cuba a pesar de toda su influencia espiritual entre las izquierdas, no es un modelo de desarrollo viable al igual que Corea del Norte y Venezuela depende de su mono producción petrolera para viabilizar el socialismo del siglo XXI.
No son algo por lo que debamos preocuparnos intensamente. La razón de nuestras fiebres está más cercana, su guadaña está bien afilada y bien cercana esperando asestarnos el golpe que mutilara la neutralidad de la red y los derechos digitales.
Me refiero a la industria cultural y su pretensión de extender los derechos de propiedad intelectual hacia el infinito y más allá si es que pueden y los estados que le colaboran en ello amablemente.
En nombre de los derechos de la propiedad y de la libertad de empresa la industria cultural pretende hoy en el mundo y por los siglos de los siglos amen recortar los derechos civiles y su ejercicio en Internet. Un claro ejemplo es el proyecto de ley de economía sustentable en España que tanto repudio ha ocasionado en el ciberespacio y que pretende crear una suerte de policía cultural con la propiedad de cerrar webs y vigilar lo que hacemos y no hacemos en Internet. La ley de los tres avisos francesa es una muestra más de la codicia de estos lobos hambrientos.
No me malinterpreten justo y necesario es que el autor mantenga los derechos de su obra durante su vida. Ello genera el incentivo necesario para crear aunque debo decirlo Da Vinci y Miguel Angel no tuvieron derechos de propiedad intelectual y no por ello se desmotivaron de sus creaciones. Lo mismo Shakespeare y Cervantes no contaron con aquellas invenciones y vivieron, crearon y me permito imaginar que fueron felices.
Puedo imaginarme si Sir Isaac Newton hubiera tenido derechos sobre su descubrimiento de la Ley de la Gravedad ¿Tendríamos que pagar regalías sobre cada manzana? Todo ello me lleva a considerar ciertos puntos que me han parecido interesantes mientras cavilaba sobre Internet, la libertad y sus amenazas.
Primero. La creación intelectual no nace de la nada por generación espontanea. Nace del estado de la investigación precedente, de lo que es acerbo común del género humano y de la vida en sociedad. El creador intelectual está en deuda desde el momento mismo de su creación con la totalidad del género. Es justo que goce de lo que es su derecho pero es justo que retribuya al publico que comparte su acervo cultural pues de el se nutrió y es con su participación que este conocimiento adquiere significado.
Segundo. El paradigma científico avanza en tanto el conocimiento puede ser compartido, discutido y criticado, de ello se desprende que toda amenaza a esta posibilidad es de por si un atentado contra el progreso de las artes y de las ciencias. Los individuos libres y sus organizaciones tienen todo el derecho de enfrentar una situación de este tipo pues genera prácticas monopólicas y apunta directamente contra el avance de la sociedad humana.
Tercero.. Los derechos de propiedad defendidos por los avatares de la industria cultural por lo general son los derechos adquiridos por las empresas culturales a precio de saldo a sus verdaderos creadores. Entonces la función principal de los derechos de propiedad intelectual de proteger los derechos de los creadores intelectuales de usufructuar del pago debido pago por su obra creativa queda simplemente desnaturalizada.
Cuarto. La tecnología actual reduce el costo de la copia a cero. Entonces no tiene sentido imponer precios exorbitantes a aquello que simplemente no vale nada y menos impedir el derecho de copia en cuanto este no se realice con fines comerciales sino simplemente de utilización individual o goce estético.
Quinto.Lo que esta caduco es el aun vigente sistema de derechos de propiedad intelectual rebasado por el avance tecnológico y desnaturalizado en sus pretensiones originales. Ha llegado a su fin de la misma manera en que en su debido momento llegaron a su fin de la misma forma en que su momento vieron su ocaso los derechos de propiedad vigentes en el orden feudal.
Sexto. Los derechos civiles en conflicto con cualquier otra categoría de derechos son los que deben de tener primacía en tanto son los que afectan directamente al individuo. Solo una situación que afecta directamente la supervivencia de la especie en su conjunto puede ser argüida en contra de esta norma. Internet en tanto no afecta la supervivencia de la especie y en tanto es un espacio de libre ejercicio de la libertad individual y los derechos civiles, debe permanecer libre y neutral de cualquier injerencia que afecte estas condiciones sea del Estado o de la empresa privada.
En un mundo donde las grandes corporaciones y sus intereses tienen tanto poder que superan a muchos estados nacionales y su tiempo de vida y persecución de sus fines puede prolongarse más allá de cualquier proyecto político por autoritario y amenazador que nos parezca, la libertad si es que queremos preservarla tiene que ser entendida como amenazada desde dos frentes por el autoritarismo y por el economicismo. Olvidarlo tarde o temprano nos llevara a los límites de la esclavitud más dolorosa. La de la mente.
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